Lucas Mallada y Pueyo fue una de las figuras más relevantes del panorama científico e intelectual español de final de siglo. Regeneracionista convencido, fue una gran influencia para la Generación del 98. Este paleontólogo, ingeniero de minas, escritor e intelectual, luchó por el progreso de la ciencia geológica, procurando siempre, con total humildad, suplir las carencias que tenía en aquél entonces y aportar algo útil a las generaciones futuras, porque según sus palabras, es «una noble pasión engrandecer la tierra donde uno ha nacido».
Mallada nació en Huesca un 18 de octubre de 1841 y falleció el 7 de febrero de 1921. Su familia se mudó a Zaragoza cuando él era pequeño y allí cursó sus estudios de una manera discreta. En 1859, se trasladó a Madrid para empezar una Ingeniería en Minas, pero sus resultados académicos continuaron siendo poco llamativos, incluso llegó a repetir un curso. Sin embargo, esto no le impidió, con el tiempo y con tesón, llegar a convertirse por méritos propios en un gran científico y hombre de su tiempo.
Comenzó su carrera trabajando en las minas de mercurio de Almadén, luego en las minas carboníferas de Langreo en Asturias, y finalmente descubriendo nuevas minas en las sierras de Teruel. Esto, sumado a las clases que impartió, le convirtieron en el hombre ideal para entrar en la comisión que realizaría el Mapa geológico de España. Gracias a este trabajo, viajó por todo el país y profundizó en sus conocimientos, además de observar las carencias que existían para el óptimo desarrollo de este tipo de trabajos.
Poco antes de cumplir los cuarenta años, fue nombrado catedrático de Paleontología en la Escuela de Minas. Fue entonces cuando pudo aplicar sus profundos conocimientos en Geología para el estudio de la Estratigrafía y vincularlo acertadamente al registro fósil español. En su Sinopsis de las especies fósiles que se han encontrado en España, Mallada describió unos mil quinientos fósiles, muchos de ellos acompañados con láminas ilustrativas. Este importante trabajo, incluyó secciones del Terreno Paleozoico, los Sistemas Triásico y Jurásico, y el Sistema Cretácico Inferior, los cuales fueron publicados a parte. Toda esta información vio la luz entre 1875 y 1891 en el Boletín Geológico y Minero (en la fotografía hay un ejemplo de su trabajo). Mallada continuó incansable trabajando en su propósito de reunir en un solo volumen todas las especies que se hubieran encontrado en este país, corregidas y ordenadas alfabéticamente. Lamentablemente, tan detallado trabajo no pudo terminarse, sin embargo, este trabajador incansable fue respetado por geólogos de todo el mundo.
Durante los años de mayor actividad, Mallada publicó gran cantidad de artículos científicos, pero también, como pasa con los grandes hombres, no dejó de interesarse y escribir sobre política, economía y actualidad social. Es así como se convirtió en defensor del Regeneracionismo, la corriente que surgió en la España decimonónica para reflexionar sobre la decadencia española y reformar el país contra los males de la política corrupta y el caciquismo. Incluso escribió cartas «dedicadas a Su Majestad» expresando sus ideas. Por su labor fue propuesto para ministro, y alcalde de Madrid, pero rechazó entrar en política activa y continuó con su labor científica.
Cuando Mallada falleció, fue enterrado discretamente, cumpliendo el deseo que él había dejado por escrito. Este notable y sencillo hombre, no pudo evitar que le otorgaran las grandes cruces de Isabel la Católica y Alfonso XII. En Pangea creemos merecido su homenaje.
Curiosidades:
– Mallada tuvo como discípulo al naturalista español Florentino Azpeitia y Moró, otro gran olvidado hoy en día, a quien debemos mucho en materia de botánica.
– Para los curiosos que quieran indagar en su faceta política, recomendamos leer: Lucas Mallada y Joaquín Costa de Eloy Fernández Clemente.
– Para saber más sobre su trabajo, lean el artículo de Leandro Sequeiros (INHIGEO, Granada).
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