Un análisis de restos de piel de «Pepito», el dinosaurio jorobado de Cuenca, revela que los pies de los dinosaurios terópodos estaban recubiertos por una estructura de escamas similar a la de las aves modernas. Se podría decir que los carnívoros bípedos tenían patas de gallina. Es común que las reconstrucciones de dinosaurios realizadas por paleoartistas para el cine, el cómic o la ilustración científica presenten escamas que recubren los pies (al estilo de cocodrilos o aves modernas), pero no había evidencias directas de este hecho.
Este es el objeto de estudio de la investigación desarrollada por paleontólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (Elena Cuesta y José Luis Sanz), del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED (Francisco Ortega) y del CONICET- Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología de Argentina (Ignacio Díaz-Martínez). En «Did all theropods have chicken-like feet? First evidence of a non-avian dinosaur podotheca», artículo publicado en Cretaceous Research, los científicos analizan los restos de piel asociados a la extremidad posterior del terópodo Concavenator corcovatus del yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), que permite establecer y reconstruir con rigor científico la estructura de escamas que cubría el pie de este espécimen.
Los autores analizaron las impresiones de piel asociadas al pie derecho de Concavenator y lo compararon con el resto del registro fósil, así como con la podoteca (estructura de escamas en los pies) de los organismos actuales emparentados con los dinosaurios (cocodrilos y aves). Así, identificaron en «Pepito» los mismos elementos que tienen las aves, es decir: tres tipos distintos de escamas; la ordenación de éstas; el desarrollo de almohadillas plantares con la misma disposición que en aves como los avestruces y la presencia de un estuche córneo que formaría las garras de los dedos, según ha dado a conocer la Universidad Autónoma de Madrid.
La existencia de una estructura tan similar a la de las aves modernas en Concavenator implica su aparición en una etapa temprana de la evolución del linaje que da lugar a las aves actuales y su probable presencia en todos los terópodos no avianos. Los autores afirman que este descubrimiento permitirá interpretar desde un nuevo punto de vista el registro de huellas de dinosaurio carnívoros.